lunes, 14 de abril de 2014

Vida y Muerte en el siglo X

De la etapa alto medieval en el alto Arlanza solo han llegado hasta nuestros días los cementerios, la ultima morada de los habitantes de los múltiples núcleos de población dispersos por la comarca.
Las ciudades de los muertos han prevalecido sobre los restos y testimonios que poblaron estas aldeas.
Aun así, podemos hacernos una clara idea de como eran los poblados y a qué se dedicaban sus moradores.
Fue común aprovechar rocas planas para construir sobre ellas, haciendo rebajes  para asentar los muros, que vienen acompañados de canales de desagüe para canalizar las aguas pluviales y de encajes verticales para soportar las estructuras de las cubiertas.
   Los bloques y paredes rocosas eran acondicionados para la construcción de viviendas, por lo que cave pensar en el carácter rupestre que ofrecen una parte de estos núcleos habitados.
Las viviendas eran de planta rectangular, de una a tres habitaciones y posiblemente con un hogar central, a las que se adosaban corrales y cuadras.
Los corrales, cerraderos y prados han llegado hasta nuestros días. Sobre todo en los poblados más próximos a la sierra, donde el paso del tiempo no ha hecho mella en sus muros de piedra.
En cuanto a sus  habitantes se dedicaron esencialmente a la ganadería. Podemos aventurar que se emplearon  mayoritariamente en la cría de caballos y mulos, en este tiempo plagado de guerras  tuvo que ser un negocio floreciente y en menor medida cabras y ovejas. Y la agricultura, debido a las condiciones, tanto meteorológicas, como geográficas solo pudo ser de policultivos de subsistencia. 
La altitud y las duras condiciones climáticas hacen de este espacio geográfico un territorio duro y áspero con una personalidad propia, curtidos a lo largo del tiempo por los fríos inviernos y los secos veranos.
La orografía del territorio y su elevada altitud proporcionan unas condiciones climatologías muy rigurosas, propias de un área de montaña. Estas condiciones han favorecido la extensión de las masas forestales y por el contrario han supuesto un obstáculo para el desarrollo de las tareas agrícolas,  lo que determinó que estas poblaciones se orientaran hacia  la ganadería, la caza y la explotación de recursos forestales.
El abanico de altitudes se encuentra  entre los mil metros de  "Saelices" o "Santiuste"  y los más de mil trecientos metros de "Pajares". 
Los edificios de culto destacan por su sobriedad y reducidas dimensiones y son de planta rectangular. los muros sostienen sencillas cubiertas de losas a dos aguas sobre entramados de madera. Contaban con pocas aberturas y una única puerta de acceso abierta al mediodía, en algún caso cubierta por un pequeño atrio. Estos pequeños edificios de culto articularon el perímetro funerario alrededor. Se observa una preocupación por acercar las sepulturas al santuario, de forma que las áreas próximas a los muros perimetrales registran una alta densidad de tumbas.
Las necrópolis se encontraban alrededor de las iglesias y mayoritariamente se componía de tumbas excavadas en la roca y en menor medida de sarcófagos exentos.
Según la forma de las tumbas las podemos clasificar en tres tipos:
  • Trapezoidales.
  • De bañera. (Elípticas, trapezoidales, fusiformes y antropomorfas).
  • Antropomorfas. ( De cabeza redonda, de cabeza de herradura y de cabeza cuadrada).
Y dependiendo de sus dimensiones  las dividimos en:
  • Infantiles: Inferiores a un metro de longitud, una anchura entre 18 y 34 cm.y una profundidad entre 18 y 20 cm. Comprende niños de 0 a 5 años.
  • Subadultos:  longitudes entre 100 y 145 cm., anchura entre 18 y 34 cm. y una profundidad entre 20 y 31 cm. Comprende edades entre 5 y 15 años.
  • Adultos: longitud superior 145 cm. anchura entre 30 y 44 cm. y entre 18 y 31 cm. de profundidad.
Los sarcófagos están labrados en bloques de arenisca, toscos y rudimentarios y según los cuadernos de campo de las distintas investigaciones no se cuenta con ninguna cubierta. Esto me hace suponer que no han estado en todos los poblados que detallan, pues si hay cubiertas en alguno de ellos. Yo tengo catalogadas cuatro; una en "La Muela", otra el "El Villar", otra en "Viguillas" y otra más en "Pajares".

Los restos de los individuos enterrados no han llegado hasta nuestros días, han sido expoliados desde la antigüedad, y los pocos restos localizados, según los cuadernos de excavación, fueron imposibles de recuperar.
Los cristianos de la época creían que con la llegada del año 1000 se produciría el fin del mundo, el día del juicio final. Tal como se cita en el Apocalipsis: "El día del Juicio Final se anunciará con la séptima trompeta que sonará hacia el amanecer".
Por esa razón los difuntos se entierran mirando hacia la salida del sol. Este día resucitaran los muertos y serán juzgados ante Dios desde la Nueva Jerusalen.  Tras ese día la enfermedad y el pecado dejaran de existir, pero a la espera de la llamada divina, los difuntos deberán esperar en sus tumbas.
La tradición cristiana impulsó desde antiguo el enterramiento en lugares próximos a las iglesias. La muerte era interpretada como un transito hacia un mundo misterioso donde la vida se prolongaba, el alma viajaba al mas allá, aunque de alguna manera seguía vinculada al cuerpo, que iniciaba su descomposición. El alma habría de volver para la resurrección colectiva en el día del Juicio Final.
El ritual funerario aconsejaba la preparación del cadáver y requería de una sepultura conveniente. La limpieza y aseo del difunto se mantuvo en vigor, ya que el uso de los ritos eclesiásticos no impidió la manifestación de antiguas practicas anteriores a la cristianización.
El cadáver era envuelto en una mortaja y era fajado de pies a cabeza, quedando así preparado para su enterramiento. La sepultura excavada en la roca constituía la morada permanente, donde el cuerpo descansaba en espera de la resurrección. Así la roca garantizaba la perduración de los restos mortales.
La disposición del enterramiento tenía una significación clara. El difunto enterrado en posición decúbito supino,reposaba en dirección a oriente en espera de la resurrección, ya que la llamada divina se realizará por levante.
Las formas y diversidad del poblamiento, las aldeas, las casas, las tenadas y apriscos, en suma, el mundo de los vivos quedaba relegado a un segundo plano a pesar de que aquel había sido el origen de las manifestaciones funerarias.


He creído conveniente, antes de seguir con la lista de necrópolis, hacer unas puntualizaciones sobre las creencias, modo de vida, distribución de los  poblados y rituales de los habitantes de esta comarca allá por el lejano año 1000.




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